viernes, 1 de octubre de 2010

El taxista de los travestis



Como la mayoría de los viernes después de Television II, para los que no saben soy estudiante de periodismo, salimos con un grupo de amigos y compañeros a tomar una cervezas para que las responsabilidades y actividades laborales no dominen nuestras vidas.
Algunos blogueros, como estos amigos del alma, son los que comparten mesa con quién les escribe:

-Solonosimportaelnegocio: ¿Che vamos a tomar algo a Lo De Luca?
-Marimba: mmmm dale un rato...venís Gal??
-elfindelfinde: Sííííííííí, dalee
-Marimba: Vamoss!

Después de unas algunas cervezas, de charlas, de risas, de escribir personajes en servilletas, para después hacer preguntas sin sentido, que en realidad se convierten en excusas para seguir bebiendo las espumantes rubias. Así terminaba otra semana....

-Marimba: Vamos , me voy a tomar un taxi
-Solonosimportaelnegocio: Daleee
-elfindelfinde: Yo me tomo el bondi en Plaza De Mayo

Después de pagar la cuenta, nos fuimos...es hora de volver a casa...a Quilmes.
Marimba (al taxista): ¿Me lleva hasta zona sur, hasta Quilmes?
Taxista: Síí, subí

20 minutos más tarde, a la distancia una mujer alta, de cabello bien negro:
-Marimba: Que increíble las lolas de esa chica, que dolor de espalda!!
-Taxista:Eso no es una mujer, señorita
-Marimba: aaaaaaa bueno. Igualmente, aunque sea hombre tiene un muy buen busto.
-Taxista: Si, puede ser, pero yo sólo con muchachas igual.
-Marimba: Sí, eso dicen todos pero si están es porqué alguien las consume.
-Taxista: Sabe que hablando de los hombres que quieren ser mujeres, el fin de semana pasado llevé a un hombre de 72 años a buscar un travesti a Palermo. Más de 400 pesos gastó. Viajó desde Florencio Varela . Que ganas la verdad eh... y todo por un tipo.
-Marimba: Sobre gustos no hay nada escrito, pero ¿Lo dejó con la chica o lo llevó a algún lado?
-Taxista: Fueron a un hotel, los esperé media hora y después me dormí, cuenta con tono de haber vivido varias situaciones parecidas.

25 minutos después, mi casa estaba cerca y la noche había sido buena...y mi relato con el taxista canoso, de chomba negra y acérrimo oyente de Aspen, se convirtió en un pepita de oro, de esas que no se encuentran en los paquetes de galletitas.